y tendrá su opinión. Hora de
sincerarnos en ese tema. Más menos, diremos que somos conocidos en nuestro
entorno, por nuestros principios ya conocidos y difundidos a través el tiempo.
Pesamos tanto como para aportar
mejorar vidas y premiar excelencias. Dejando de lado nuestro principal objetivo
de la lucha contra la polio, que no admite sino elogios, estamos trabajando a
largo plazo.
Digamos en proyectos que superen
un período o más. Porque pienso que ese tipo de proyecto que permanece en el
tiempo, si, marcan presencia, mucho más que el elogiable aporte puntual.
Marca, porque se hace visible en
su camino en el tiempo, y, porque además de conocido, integrará a mucha gente a
aportar, acompañar y ver desde adentro y cerca, como se mejoran vidas y se
premian calidades.
Las soluciones rápidas y
puntuales, son buenas y necesarias, las que permanecen en el tiempo y premian
calidades, apuestan a mejorar vidas. Y eso sí, pesa en la sociedad. Marca la
cancha, si me permiten el término. Y, si además, lo hacemos usando fondos
económicos propios, sin pedir nada material a nuestra comunidad, mejor todavía.
Es entonces que aparece la
diferencia con otras instituciones. Tenemos nuestra Fundación rotaria.
Usémosla. Esa que permite
transformar sueños en realidades y decir, esto es Rotary. Aporta, y no siempre
pide. Y otra vez, apuesta a la excelencia.
Desde ese lugar, si, mejoramos
vidas. En la foto, cuatro caballeros que son los “culpables” de esta historia.
Fuente: Rotary Distrito
Uruguay 4975.